Todas las hormigas del mundo son muy bien orientadas. Todas, menos una: la de este cuento, que no sabe regresar a su hormiguero. Por suerte no está sola, tiene muchísimos amigos que, aun corriendo riesgos, están dispuestos a ayudarla.
La hormiga se perdió y el único dato que tiene para encontrar su hormiguero es que queda debajo de una pindó