Este libro pone patas arriba convicciones heredadas del pasado
La autora de este libro, Rachael P. Maines, examinaba revistas de labores para preparar una tesis sobre la costura en Estados Unidos. Al constatar que en sus páginas aparecían repetidamente anuncios de vibradores eléctricos parecidos a los gadgets sexuales de hoy, Maines decidió comenzar otra investigación movida por la curiosidad y aprovechando su formación en lenguas clásicas y tecnología de la antigüedad. Leyó textos médicos sobre el tratamiento de la histeria desde tiempos remotos hasta su «abolición» en 1952. Lo suficiente para sostener la hipótesis de que lo que se llamó histeria durante 2.500 años era, básicamente, la única forma de expresión de la sexualidad femenina insatisfecha tolerada por nuestra cultura.
Las primeras reacciones a los resultados de la investigación no se hicieron esperar. Lo cuenta la propia autora en el prólogo:
«En mi presentación en Bakken vi por primera vez el contraste entre quienes escuchan encantados los resultados de mi investigación, riendo con los inevitables aspectos humorísticos, y quienes muestran con una mirada vidriosa su incomodidad con el tema. Desde entonces he tenido muchas oportunidades de observar esos efectos con audiencias amplias o restringidas. Los grupos de mujeres solas se ríen y preguntan. En grupos mixtos las mujeres parecen incómodas y preguntan poco, aunque se ríen lo mismo; son conscientes de que es una notable falta de cortesía mencionar delante de los hombres la relativa ineficiencia de la penetración para producir orgasmos femeninos. Los hombres se dividen entre la risa y las caras de póker: entiendo que los primeros son aquéllos a quienes mi investigación confirma que las mujeres son tan sexuales como siempre han deseado, y a los otros les confirma que las mujeres son tan sexuales como siempre han temido.»
Un libro pionero e imprescindible para l@s que estén dispuest@s a que le desmonten algún que otro mito acerca de la sexualidad de la mujer.