Mujeres protagonistas de la historia y mujeres borradas de ella; mujeres que sueñan y mujeres castigadas por soñar; mujeres que sobreviven y mujeres que nos ayudan a sobrevivir. Las mujeres que atraviesan los relatos de Eduardo Galeano conmueven por su determinación, su desobediencia constante, y también por su fragilidad.
Galeano cuenta la intensidad de personajes femeninos tensionados por el peso de una causa, como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, Rigoberta Menchú, Eva Perón o las Madres de Plaza de Mayo; por su propia hermosura o talento, como Marilyn Monroe o Rita Hayworth, Frida Kahlo o Alfonsina Storni, Camille Claudel o Josephine Baker. Pero también cuenta las hazañas colectivas de mujeres anónimas: las que lucharon en la Comuna de París, las que llenan con sus cantos los templos africanos de Bahía, las que –en un prostíbulo de la Patagonia argentina– se negaron a atender a los soldados que habían reprimido a los obreros.
Como el personaje que abre el libro, la Sherezade de Las mil y una noches que le cuenta historias al rey para que no la mate, Galeano entrega en cada relato su maestría de narrador oral y de artesano del lenguaje, para conjurar el olvido pero también para celebrar la experiencia de las que nunca se resignan.