Un itinerario alegre y terrible nos ha llevado desde la política a la democracia mediática. Puedo expresarme: luego debo tener forzosamente algo para expresar. En esta frase anticartesiana cabe toda la monótona diversidad laxa de decir, esa posibilidad meramente física, relativa al medio o al canal, nada tiene que ver con el asunto político o humanista secular del juego de las responsabilidades, de la plausibilidad, del sentido, o incluso de la Verdad de lo que digo. Se verifica una inversión del principio político: la mera posibilidad técnica o física de mostrar la idea (lo global) antecede a la razón y a la necesidad de la idea (lo universal). Hoy, cuarenta años después, la expresión mcluhaniana el medio es el mensaje quiere decir, rigurosamente: ya no hay mensajes sino medios, ya no hay sentido sino comunicación. ¿En qué momento la frase el medio es el mensaje cancela toda posibilidad de ser leída como una variante de el ser determina la conciencia de la vulgata marxista, y se convierte en esa exacerbación monstruosa en la que el medio, la cosa, la mercancía o el cuerpo, cubren, asfixian y copan al mensaje, a la idea, a la metáfora o a la razón? En la era capitalista tardía, el miedo es el mensaje.
MIEDO ES EL MENSAJE, EL
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Autor | NUÑEZ, SANDINO |
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Editorial | HUM |