El debut literario de Emmanuel Carrère, con su mezcla de sueños, aventuras y un toque de misterio, suena fascinante. La forma en que el protagonista, Víctor, navega entre el amor y la imaginación, mientras se enfrenta a un jaguar simbólico de su vida y sus deseos, ofrece una narrativa rica en metáforas y simbolismo.
La habilidad de Carrère para jugar con los géneros y las expectativas del lector es un rasgo distintivo que se puede ver en sus obras posteriores. Su uso del humor y la irreverencia, así como la exploración de temas como la ficción y la realidad, crea una experiencia de lectura que invita a la reflexión. La conexión emocional entre Víctor y Marguerite, junto con el trasfondo exótico de Surabaya, añade una capa de profundidad a la historia.
La cita de Astrid de Larminat resalta cómo esta novela inaugural anticipa los temas y estilos que Carrère explorará en su carrera, haciendo de esta obra no solo un debut, sino un preludio a su distintiva voz literaria.