Leonardo Haberkorn retoma a través de esta Herencia maldita, historias de los años duros, el análisis de un tema que circunda la memoria uruguaya de las últimas décadas. La secuencia de documentos y testimonios desnuda, entre varios temas, una ausencia de verdades y una profusión de fisuras que quizás nunca se cierren. Recopiladas a lo largo de décadas, el libro reúne voces y testimonios de primera mano, de protagonistas que hoy ya no están, historias secretas que algunos prefirieron llevarse a la tumba.
La llamada ‘historia reciente’ carece de un relato totalizador y en su lugar tiene varios relatos falsos, fallutos, mentirosos. Primer o tuvimos un relato apañado por la dictadura: decía que el régimen había sido mucho más benigno que los procesos similares que vivieron Argentina, Chile y otros países de la región, que los muertos habían sido productos de algunos lamentables ‘excesos’ en los interrogatorios, pero nunca se había querido matar a nadie. Las noticias de los vuelos con prisioneros hasta hoy desaparecidos y los restos de Julio Castro con un balazo en el cráneo terminaron por derrumbar un relato que nunca había sido demasiado creíble, pero que aún hoy algunos sostienen, intentando negar el horror del terrorismo de estado.
Tenemos también un relato que enfoca la caída de las instituciones en los sucesos de junio de 1973, ignorando o minimizando lo que pasó meses antes, en febrero, aquel ‘febrero amargo’, cuando el poder militar tomó las riendas del país y la inmensa mayoría de los políticos miraron para otro lado. Y, por supuesto, también tuvimos y tenemos el cuento de hadas tupamaro, la historia rosada de la guerrilla, la que dice que se rebelaron contra una dictadura, lucharon contra el golpe de Estado y por la democracia, y que oculta o encubre otros crímenes espantosos. Parte de la ‘herencia maldita’ es una falta de verdad que ahoga.