Toda historia épica es un destino incierto, comienza mirando la copa desde abajo. El arco de enfrente queda lejos y el propio es gigante. El fútbol es el niño universal, el animal más sensible, no una novela, sino millones de cuentos. La epopeya se valora con la distancia espacio / temporal y su correspondiente perspectiva. Nadie sabe cuándo está asistiendo a un hecho que la historia va a llevar al bronce. La nostalgia pisa fuerte en Elogio del Maracanazo. Siente al fútbol que ya no se juega como antaño, influyendo directamente en que ya no se vive como otrora. Acá hay un precioso puñado de relatos románticos que salen sinceros, marcando cancha, definiendo estilo de juego e identidad pertinente. No juegan 11 contra 11, el equipo es infinito. Van a quedar millones de videos de los mejores goles, mejores partidos, los mejores jugadores en la big data del mundo. Darán cátedras de cómo ha evolucionado la técnica, la velocidad y la definición. Pero de cómo se sentía el fútbol, pocos podrán dar fe de eso. Y este libro, lleno de emociones y pasiones, es uno de ellos.
Israel Adrián Caetano
