El llamamiento de Charles de Gaulle el 18 de junio de 1940 a través de la BBC marcó un punto de inflexión crucial en la historia de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. En un momento en que muchos franceses se sentían desalentados tras la rápida caída de su país ante la Alemania nazi, de Gaulle se presentó como una figura decidida y visionaria.
Su experiencia como teórico de la guerra acorazada le otorgó una perspectiva única sobre la resistencia militar. En su papel como subsecretario de Estado para la Guerra, de Gaulle se encontraba en una situación delicada, rodeado de un gobierno dividido. Mientras algunos abogaban por continuar la lucha, otros preferían aceptar un armisticio que, en última instancia, significaba la rendición.
El llamado de de Gaulle a la resistencia y su insistencia en que Francia continuaría luchando desde el exterior se convirtieron en un símbolo de esperanza y determinación. Su liderazgo durante los años siguientes, a medida que formó las Fuerzas Francesas Libres, consolidó su lugar en la historia como uno de los grandes líderes de la resistencia.