Una antología de cuarenta y siete relatos seleccionados por el autor, el gran representante de la literatura yiddish, que incluye sus cuentos más célebres.
«Me resulta difícil decir por qué elegí los cuarenta y siete cuentos de esta colección, seleccionados entre más de un centenar. Como le ocurriría a un padre del Oriente contemplando su harén llenos de mujeres y niños, los quiero a todos», comentaba Singer cuando dio a la imprenta este volumen. Razón no le faltaba porque su universo literario es muy peculiar, casi privado, pero se convierte en universal en cuanto topamos con los deseos y las dudas infinitamente humanas de sus personajes.
Desde la primera página, un abanico de tiempos y lugares se abre para el lector: veremos a hombres cansados que han conocido a Kafka y a Stefan Zweig deambular por los bares de Varsovia, pidiendo dinero prestado y dando consejos, a ancianos asomados a un balcón en Miami que de pronto despiertan a un nuevo amor, y a mujeres con las palabras atragantadas de tanto querer olvidar.
Conoceremos las tierras de Polonia y sus campesinos, para luego caminar por las calles de Nueva York, y sin embargo, después de tanto viaje, lo que se va a quedar es el talento de Singer para contar ese destilado de melancolía y orgullo que nuestros propios exilios imponen porque, bien mirado, todos algún día tuvimos que irnos de la vida que era nuestra.
«Todos jugamos al ajedrez con el destino como contrincante… Sabemos que no podemos ganar, pero algo nos impulsa a presentar batalla.»
I.B. Singer