Nuestra sociedad actual vive la tragedia de “que no hay padres” o no hay adultos referentes. El ahorrar, el trabajar siempre fue una manera de transmitir valores. Hoy tenemos adultos de 30 años o más que siguen siendo eternamente niños demandantes que esperan que sus padres los mantengas y les exigen ser mantenidos. Triste condena a la infelicidad depositando afuera la responsabilidad u no saber cómo organizarse…
Hugo se pregunta sobre nuestros jóvenes y el trabajo, sobre la independencia financiera, se cuestiona sobre qué es lo que pasa con el manejo del dinero, de la educación en economía y su relación con la madurez emocional y la independencia emocional del adulto…
Hoy, vivimos en la “sociedad de la abundancia”, con el tema “no sé lo que quiero pero lo quiero ya”. En consecuencia, hay poca valoración de aquello que implica esfuerzo, como sostener un trabajo, una relación, un deporte, etc. Se quiere llegar a los resultados por arte de magia. Esto tiene que ver en parte con la educación de los padres que ceden frente a la “tiranía del deseo” de los hijos y a su vez enmarcado en una cultura que cada vez más. Se confunde “empacho con felicidad”…
En este libro, Hugo recorre distintos caminos con un propuesta ágil, concreta y profunda, a través de la cual el lector podrá revisar su manera de vivir y de organizarse. También podrá tener con hijos, sobrinos y alumnos conversaciones plenas de sentido, partiendo de un concepto concreto y práctico como el económico, para establecer un proyecto de vida y una organización vital que de sentido a la vida…
Como dice Barry Schwartz, “ser feliz es desear menos”. Desear siempre aquello que no tenemos, nos deja inmaduros, ansiosos y depresivos. Pero saber organizarse con la economía personal familiar y laboral, aumenta la autoestima, permite ser más solidarios y proyectarse. ¡Gracias Hugo por este trabajo!
(Del prólogo de Alejandro de Barbieri)