Siempre he intentado reivindicar al entrenador de fútbol uruguayo. Desde todo punto de vista, sea deportivo, personal o colectivo.
Aprendí a hacerlo desde el día que me recibí de entrenador en Diciembre de 1985 y muy pocos días después me hice socio de A.U.D.E.F (Asociación uruguaya de entrenadores de fútbol). Allí me encontré con glorias del fútbol uruguayo; campeones del mundo y América con selección, campeones con clubes, de América y del mundo, campeones del fútbol local y en el extranjero. Podios mayores de lo que pidieras. Y una “marca” como el decir popular “como si fueran cortados por una misma tijera”; HUMILDAD exteriorizada en accionar, GLORIA, pero en silencio, y una permanente DOCENCIA, sin aulas ni pizarrón; solo alrededor de una mesa. Nunca hablaban de ellos siempre eran otros los protagonistas de esas Glorias.
Una Universidad sin cartelería y un aprendizaje a una velocidad de mucha intensidad.