«De hierro, no de oro, fue la aurora.
La forjaron un puerto y un desierto,
unos cuantos señores y el abierto
ámbito elemental de ayer y ahora.»
Borges dice que este libro «misceláneo» que el azar fue dejándole a lo largo de 1976 entre East Lansing (Michigan, Estados Unidos de América) y su «recobrado país», la Argentina, no vale mucho más ni mucho menos que sus anteriores volúmenes y que ese vaticinio le depara una suerte de impunidad ya que no será juzgado por el texto sino por la imagen indefinida pero suficientemente precisa que se tiene de él. En efecto, esta obra, que reúne más de treinta poemas además de prosa poética, no escapa al contexto en que es publicada: es en su prólogo que Borges afirma que, a pesar de saberse indigno de opinar en materia política, descree de la democracia, «ese curioso abuso de la estadística». Se destacan aquí «Una llave en East Lansing», «La luna», «El fin», «El remordimiento» («He cometido el peor de los pecados […] No he sido feliz.»), y los notables «Ein Traum» y «Heráclito».