Un sábado por la mañana de enero de 2012 en una discreta sala de ensayo del barrio de Almagro en la Ciudad de Buenos Aires, seis amigos se juntan a esbozar canciones con una línea musical que no les es ajena. Con horizontes compartidos por años de transitar por los mismos ámbitos, los temas nacen allí de manera espontánea evocando sonidos y viñetas que se engranan como fotografías en color sepia. Imágenes familiares en un álbum indeleble, atemporal.
Pero la historia se gestó un par de décadas antes cuando la ciudad y la provincia de Buenos Aires hervían de propuestas musicales. Eran los noventa y las influencias eran variopintas, con una fuerte relación de pertenencia con sonidos que provenían de otras partes del mundo, que se mezclaban con ideas propias, con resultados válidos y originales.
En esa escena fue que una banda llamada Ángela Tullida se movía con libertad. Con una propuesta original —en la que las evoluciones musicales oscuras e intimistas se mixturaban con cierta impronta que remitía a imágenes asociadas con el tango— supieron grabar tres discos de insospechada fortaleza. Pero en 2011, llegó el final de esa banda, sin anuncios, sin explicaciones ni despedidas.
En 2012 y a pocos meses de la disolución de Ángela Tullida, el núcleo siguió en actividad: Pablo P. Ferrajuolo en bajo, Marcos Camisani en violín, Marcelo Chiachiare en guitarras y Franco Varise en piano decidieron continuar su misión reclutando a José Navarro, viejo amigo y seguidor de la banda, para que se hiciera cargo de la batería. El proyecto original era ensayar una especie de música incidental, con coordenadas más abiertas que las que se venían usando. Por esos días Dalton estaba en Buenos Aires y lo invitaron a ir a un ensayo a recitar textos sobre los esquemas de canciones que se estaban gestando. De inmediato esa suma de experiencias musicales forjó una nueva banda: Chillan las Bestias.
Tres discos reflejan el espíritu de la banda. “Casi Farsante” es el más reciente y cuenta con la presencia en guitarras rítmicas y arreglos de Marcelo Fernández Borsani, uno de los principales compositores de Buenos Muchachos. Hermano de Dalton, Marcelo comenzó a colaborar con la banda a mediados de 2019 y posteriormente se incorporó como miembro estable de Chlb.
Transitando entre la tensión y la sutileza, Chillan las Bestias sigue su camino sin preocuparse demasiado. Sus coordenadas son firmes y seguras. Es el camino, su obra y la absoluta convicción lo que los motiva.
Nada mejor que eso.