“William Trevor fue el heredero literario de Chejov, Maupassant y el James Joyce de los cuentos de Dublineses. Fue uno de los grandes cronistas contemporáneos de la condición humana, en todo su patetismo, comedia y extrañeza. Como escritor, miraba al mundo con un ojo siempre sorprendido pero nunca escandalizado. El corazón de su escritura estaba con esas almas incómodas y oscuramente dañadas que no son capaces de manejar la vida cotidiana. O sea, con todos nosotros.» John Banville
Entre las más gravosas injusticias literarias, está el conocimiento apenas parcial en castellano de la obra de William Trevor. Apenas se han traducido algunas de sus dieciocho novelas y aún menos relatos de los cientos que publicó. No es fácil comprender el origen de esta desatención. Es un autor que en su día The New Yorker definió como “el mejor escritor vivo de cuentos en inglés”, y es también, y sobre todo, el más grande heredero de Chejov. Alguien con una capacidad inaudita que observa con piedad y sin moralismos, y prescindiendo siempre del sentimentalismo, el claroscuro de la vida.
Este exquisito volumen, prologado y seleccionado por Andrés Hax, pretende ser una puerta de entrada a un escritor de excepción y una luz más para iluminar su literatura. Como el propio Hax dice, los cuentos aquí reunidos son apenas la punta de un iceberg de una obra mayor. Es totalmente cierto. Si este libro sirve para que los lectores quieran seguir disfrutando a William Trevor habrá cumplido su misión.