¿Qué comentario le merece la afirmación de que cada uno lleva una novela interior?
Que eso es muy cierto, y esta cuestión toca a cualquiera, todo el mundo viviente lleva una novela adentro, desde el hombre a una hormiga. La mujer que por su edad y a veces otras contingencias languidece en uno de esos terroríficos depósitos de vejez, esa mujer es, y pongo énfasis en el verbo, una novela de mucho aliento. Amó y fue amada, creó vidas, lloró muertes, hizo pan, consoló o pidió consuelo, fue fiel, traicionó o fue traicionada, y protagonizó así lo inimaginable. Había en todo ese tránsito un material, un movimiento de desarrollo y un suspenso tales como para una novela de varios tomos.
(De un reportaje de Miguel Ángel Campodónico, Montevideo, 1985)
En esta prosa tan apretada y precisa todo tiende al estallido secreto, imprevisible, como si cada frase fuese una granada de mano con el espolón quitado, arrojada al cerebro del lector. ¿Cómo pudo quedar inadvertida u olvidada esta obra incomparable? El canon rioplatense debería rescribirse a partir de Armonía Somers, o mejor, simplemente arder en su incomparable luz.
Ariel Dilon
Más que en cualquier otro caso, a la literatura de Armonía Somers, sin que las niegue, le resbalan las explicaciones, la atadura al “lenguaje” en el sentido moderno, a la vanguardia, al surrealismo, a la ruptura, a la escritura “de género”. Apenas quiere instalar, nada menos, el modo de contar una historia como nadie lo ha hecho antes.
Elvio Gandolfo
Incluye los cuentos El derrumbamiento, Réquiem por Goyo Ribera, Saliva del paraíso, El entierro, La calle del viento norte, El desvío, Muerte por alacrán, El hombre del túnel, Carta a Juan de los espacios, El hombre de la plaza, El ojo del Ciprés, Jezabel.