La obra de Eduardo Halfon, en particular este relato sobre los hermanos guatemaltecos, parece ofrecer una exploración profunda de la identidad, la memoria y la complejidad del pasado. La premisa del campamento, que inicialmente suena como un refugio y un lugar de aprendizaje, se transforma en una experiencia que exige una supervivencia mucho más intensa, lo que refleja las realidades de Guatemala durante los años ochenta.
La idea de que los niños, al regresar a su país natal, deben enfrentarse no solo a su historia familiar, sino también a un contexto sociopolítico violento y complicado, agrega una capa de tensión y tragedia a la narrativa. La obra de Halfon, que se entrelaza con sus propios recuerdos y experiencias, busca desentrañar los matices de su identidad y de la cultura guatemalteca, al mismo tiempo que examina la diáspora y el exilio.
Las referencias a sus reencuentros en París y Berlín también sugieren una búsqueda de conexión y comprensión a través de diferentes tiempos y lugares, lo que enriquece la trama. Halfon parece ser un maestro en tejer historias que exploran no solo el dolor del pasado, sino también las complejidades de la identidad en un mundo en constante cambio.